ODIO LOS ESPEJOS
Odio los espejos, decididamente los odio.
Cuando éramos jóvenes, eran imprescindibles. reafirmaban nuestra plenitud, y el alma sin heridas.
Ahora, lindando la vejez, son sólo memoria de lo que fuimos.
Envejecer no es el problema, el problema es que ellos, los espejos, cada mañana del mundo, hacen balance de nuestras vidas anónimas, ya veces estamos en números rojos.
Joan Isaac
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