Es evidente que Dios me concedió un destino oscuro. Ni siquiera cruel.
Simplemente oscuro.
Es evidente que me concedió una tregua. Al principio, me resistí a creer que eso pudiera ser la felicidad. Me resistí con todas mis fuerzas, después me di por vencido y lo creí.
Pero no era la felicidad, era solo una tregua.
Ahora estoy otra vez metido en mi destino. Y es más oscuro que antes, mucho más.”
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